CIELO Y TIERRA PASARÁN, PERO MIS PALABRAS NO PASARÁN” Mateo 24:35



Olga Lucia Álvarez Benjumea ARCWP*
Estas hermosas palabras que nos trae Mateo en esta ocasión, me hacen despertar muchos sentimientos dulce-amargo, hoy nos vienen como olor fresco que nos da la tierra cuando está recién removida y mojada.
En estos momentos el mundo se mueve y lo hemos sentido, pues no ha dejado un solo día de hacerse sonar con ese ruido sordo que provoca cada vez el temblor de tierra, que parece también querernos sacudir y hablar, para que no olvidemos que pase lo que pase “todo estará bien” (Juliana de Norvich).
Muchas veces nos preguntamos: “qué hago?”, “me salgo?”, “cambio de lugar?” “Hacia dónde vamos?”, “qué actitudes asumir?” Son preguntas valiosas y humanas. Pero reflejan, situaciones que la humanidad ha vivido y sigue viviendo.
Con dolor y vergüenza, confieso, que mi gran error es dudar. He dudado de la Buena Noticia que nos dio nuestra doctora y santa Patrona María de Magdala.
La Palabra de la Fuerza Divina, no nos ha venido atada, por mucho que la disfracen, por mucho que traten de ignorar y camuflar.
La Palabra de la Divinidad, sigue igual, por mucho que la envidia, la competencia, la prepotencia, el orgullo, nos la quieran arrebatar y pretendan borrar.
Aunque se nos “diga” lo contrario, (1) la Buena Noticia, cada vez que la vivimos, la anunciamos y hacemos vida, hace que el testimonio que demos nos ayude a hacer que su Palabra brille, como el oro en nuestras mazorcas de maíz, y surja cada vez nueva, porque no caduca, no tiene fecha de vencimiento, y se levante fresca, verde como nuestras piedras de esmeraldas.
La Palabra de la fuerza Divina no necesita espacio, lugares, templos, normas, estructuras, cartones, papeles, uniformes, títulos. No los necesita, Su Palabra, se mueve libre como el viento, sin violencia nos abraza y arropa en su Ternura.
Pase lo que pase, suceda lo que vaya a suceder, nos duela o no. “Sus palabras no pasarán” Mateo 24:35.
Conozcamos su Presencia en el otro, u otra. Habita y vive dentro de nuestro ser. Somos hijas e hijos creados a imagen y semejanza de la Fuerza Divina.
No dudemos más de su Palabra, eso es dudar de la fuerza de la Divinidad. Hagámosla propia y “salgamos con gozo al mundo a anunciar la Buena Nueva”. La responsabilidad es nuestra!
Envigado, abril 22/23
*Olga Lucia Álvarez Benjumea
ARCWP
1) Rechazo firmemente el Decreto Graciano (1.140) que dice: “ Las mujeres no son imagen de Dios”. Pido sea abolida y anunciemos la Buena Noticia.

Comentarios