Las mujeres son doblemente víctimas de abuso sexual.


 | 22 abr 2022

Fotografía de la teóloga y religiosa congoleña Josée Ngalula, derechos reservados

Josée Ngalula, miembro de la Congregación de las Hermanas de San Andrés y la primera mujer africana nombrada por el Papa Francisco para la Comisión Teológica Internacional, acompaña a las víctimas de abuso sexual desde hace 20 años. Foto: Todos los derechos reservados.

 

Por haber sido abusadas sexualmente y por ser mujeres, muchas adolescentes, mujeres jóvenes, religiosas e incluso mujeres casadas en África están constreñidas por una cultura del silencio, que les es socialmente impuesta. Pero la situación empezó a cambiar, como muestra el teólogo y religioso congoleño Josée Ngalula en una entrevista concedida a La Croix Africa , traducida por la edición internacional de La Croix .

Josée Ngalula es miembro de la Congregación de las Hermanas de San Andrés, y también es la primera mujer africana nombrada por el Papa Francisco para la Comisión Teológica Internacional. Imparte clases en varias instituciones africanas y ha dedicado buena parte de sus últimos 20 años asistiendo y acompañando a víctimas de abuso sexual ya las instituciones que trabajan con ellas. Más recientemente, se dedicó a producir un reportaje , que destaca las situaciones y factores que hacen que las víctimas, especialmente las mujeres, no hablen ni denuncien a quienes abusaron o abusaron de ellas. A esta actividad de intervención y estudio se le atribuye una “contribución excepcional, en el sentido de hacer de la Iglesia católica un lugar seguro para las mujeres que integran las instituciones religiosas”.

En la entrevista concedida a Lucie Sarr de La Croix Africa , Josée Ngalula explica algunas de las razones por las que las víctimas y testigos de abusos se niegan a denunciar a los abusadores. “Una de ellas es que el tema de la virginidad trae el miedo a hablar”, comienza diciendo. “Desde un punto de vista cultural”, explica, “la virginidad de una mujer joven sigue siendo un valor sagrado, especialmente en las zonas rurales. Por lo tanto, una niña de una familia profundamente cristiana o religiosa que pierde la virginidad es estigmatizada y ni siquiera pregunta en qué circunstancias sucedió. Se considera automáticamente 'contaminado'”.

Si esto sucede en una congregación religiosa, la reacción no ha sido muy diferente, al menos en algunos casos. “Si descubren que una monja ha perdido la virginidad, algunas congregaciones la expulsan”, apunta la teóloga. El miedo a la estigmatización y expulsión de la familia (para la joven), o del convento (para las monjas que fueron víctimas de abuso sexual), las lleva a no hablar y sufrir en silencio.

Por otro lado, los abusadores juegan con este miedo y con la certeza de que sus víctimas jamás los denunciarán, para seguir delinquiendo con impunidad.

Las mujeres casadas no están exentas de peligro, ya que la violación a menudo se equipara con el adulterio en algunas sociedades africanas. Según la autora del estudio sobre abusos, en tales casos, “una mujer casada víctima de violación es repudiada automáticamente, incluso si hay pruebas objetivas de que ella fue realmente una víctima (en una situación de guerra, por ejemplo)”.

Por eso, incluso las mujeres casadas que son abusadas sexualmente no denuncian, por temor a ser repudiadas y despreciadas por sus propias familias, lo que a su vez da fuerza a los perpetradores.

Otras situaciones que se utilizan para atacar a las víctimas, concretamente en un contexto eclesial, es la invocación, por parte de los abusadores, del deber de perdonar, que se aprende en la catequesis, o la explotación del “carácter sagrado” del sacerdote. En este último caso, se produce una inversión de responsabilidades, a juicio del teólogo Ngalula: víctimas de abusos sexuales por parte de pastores, profetas y sacerdotes “en lugar de denunciar al agresor, se denuncian a sí mismos como 'pecadores', muchas veces con culpa morbosa” que hace que se nieguen a presentar cargos o testificar”.

Sin embargo, subraya sor Josée, uno de los principales problemas en el abuso es el consentimiento obtenido a través de estrategias manipulativas. El caso más evidente se da en el contexto familiar, en el que el silenciamiento de la violación se obtiene en el contexto de la obediencia debida, por ejemplo, al padre. Pero “esto también se encuentra en el contexto eclesial”, agrega el experto: “algunos sacerdotes, pastores y profetas obtienen el consentimiento de sus víctimas, llevándolas a creer que son 'esposas' de Jesús y que son 'representantes físicos' de Cristo, en la tierra, que quiere mostrar afecto a su 'esposa'. Otros procesos involucran convencer a la mujer que necesita una liberación corporal que involucra masajes espirituales y otros tipos de contacto corporal. En los casos de jóvenes que toman conciencia del abuso y denuncian,

Según la investigadora sobre los abusos sexuales a mujeres en la Iglesia, en un contexto africano, en los últimos años se han realizado trabajos de intervención encaminados a dificultar que los abusadores exoneren de sus responsabilidades, protejan y apoyen a las víctimas y encuentren indicios de abuso, no sólo por testimonio oral.

El informe elaborado por este religioso y teólogo es parte de este trabajo de crear condiciones para cambiar el statu quo . Se hizo a petición de las instituciones eclesiales que quieren “utilizar los conocimientos existentes para ayudar mejor a la Iglesia en el acompañamiento de las víctimas de abuso sexual en las familias, la sociedad, las parroquias y otras estructuras eclesiales”.

Además, en una entrevista que acaba de conceder a La Croix Africa ,  el padre  Epiphane Kinhoun, jesuita de Benín y director del Centro de Terapia y Protección de Menores ubicado en Yaundé, Camerún, reconoce que el contexto actual sólo puede conducir a al “aniquilamiento de la víctima”, considerado, en determinadas circunstancias, como “un mal menor que debe ser silenciado para que la vida pueda seguir su curso normal”. Y destaca cuánto queda por hacer, afirmando que “las estructuras de denuncia de abuso existentes parecen proteger a la institución más que a la víctima”.

https://setemargens.com/mulheres-sao-duplamente-vitimas-dos-abusos-sexuais/

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