Olga
Lucia Álvarez Benjumea ARCWP*
La experiencia de los
costureros de nuestras mujeres ancestrales, no es que se hayan perdido, hoy continúan
presentes de una manera diferente, pero siempre con la misma visión y objetivo:
compartir la realidad que se vive en la familia, y la propuesta de algunas
soluciones.
Se reunían, aquellas señoras,
que vivían en el mismo barrio, se conocieron en alguna salida de la Misa en la
Parroquia a la cual asistían, o en la tienda de la esquina, en la Escuela o
farmacia.
Acordaban que día encontrarse,
en un algún sitio o donde la costurera, con el pretexto, de hacer algún vestido,
arreglar un pantalón, o una camisa, o ayudándole a la misma costurera, a pegar
botones o pulir algún remate.
Al inicio, fueron 3-4, jugaban
naipes, o domino, o Estrella china. Allí iban conversando, haciendo un análisis
de la realidad de lo que, en su medio como mujeres, esposas, y madres vivían.
Allí fueron surgiendo lo que
es conocido, como el ahorro de las Natilleras, con el fin de hacer una Navidad
en familia. Inicialmente no participaban los hombres, su participación vino
mucho después, claro, que no en el costurero, pero si en el Fondo de la
Natillera.
Se nombraba una tesorera, que
recogía las cuotas acordadas, se promovían rifas o algunas de ventas, se hacían
préstamos a un interés bajo, con el fin de incrementar el capital del fondo y
al final del año, se repartían las ganancias por igual y se aportaba una
reserva para iniciar al año siguiente. Este modo
vivendi, aún existe, personalmente pertenezco a una de ellas. Dichos
recursos, nunca pasaron por ningún banco. No se pedía fiadoras, el cuidado,
responsabilidad, solidaridad, honestidad, y el compromiso era la mejor
recomendación personal e intransferible.
¿Eso existe todavía? Pregunta
alguna. La respuesta es sí y algunas actualmente existen sobre todo en los barrios
populares.
¿Existe hoy algo parecido? Por
supuesto que sí. Si en los Fondos de las Natilleras, eran 7-8-10-15 y hoy
podemos hablar de muchas más…se cuidan, trabajan en reserva, porque sus
recursos por los bancos, mutuales o cooperativas, no pasan. El nombre puede ser
muy romántico, tierno o espiritual…La cuestión es que la misión y objetivo
apunta a lo mismo: una Economía Solidaria Autosostenible.
La sororidad entre mujeres, no
es de hoy, es muy antigua, bástenos recordar el papel de las parteras
protegiendo a los hijos de las mujeres hebreas (Éxodo 1:15); Noemi y de Rut, (Libro
de Rut, AT), las mujeres se unieron para apoyar a Jesús en sus gastos de viajes
y hospedaje, anunciando la LIBERACIÓN (Lucas 8:22-24). Aprovecho de recomendar
la Película La Tienda Roja[WU1] :
Jesús nos invita a no temer y seguir anunciando el Evangelio, (Mateo
28:10) a pesar de la persecución montada contra nuestras lideresas, grupos de Economía
Solidaria, lideres ambientalistas.
*Presbitera Católica
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