Cuando el cura es casado, 3 hijos, y ALCALDE.


Que el celibato sacerdotal sea producto de una elección libre, y no de una imposición canónica, sería una mejor decisión en esta encrucijada en que se halla la Iglesia católica. No hay razón intrínsecamente teológica para que en las iglesias de Occidente les esté vedado a los individuos servir a Dios y a las comunidades como sacerdotes casados. En Oriente Próximo esa no es la norma. Allá, léase bien, hay sacerdotes católicos casados y otros que son célibes. El impedimento es histórico.
Una circunstancia fue la que obligó a la Iglesia en el Concilio de Elvira, siglo IV, en España, a imponer por ley el celibato sacerdotal. Se había llegado a tal relajamiento de las costumbres morales, y de las conductas sexuales de los clérigos, que las autoridades eclesiásticas no encontraron otra forma mejor de arreglar el entuerto. Fue una decisión drástica, ligada a una época y que por lo tanto puede cambiar. Y debería cambiar, si nos atenemos al clamor que ha subido hasta Roma con motivo del pasado Sínodo para la Amazonía. Obispos, presbíteros e indígenas han manifestado que las vocaciones sacerdotales han disminuido estrepitosamente. Es que no ven a un cura sino rara vez debido a las enormes distancias, por lo cual proponen ordenar sacerdotes a hombres idóneos, reconocidos por la comunidad, que puedan tener familia, legítimamente constituida, y, puedan predicar la Palabra y celebrar los sacramentos en esas zonas apartadas de la región amazónica. La propuesta no es extraña. San Pedro era un pescador, casado, a quien Cristo llamó y luego puso a la cabeza de su iglesia. ¡Nada menos que Papa, como decimos hoy!
Lo anterior viene a cuento por el caso del padre Chadid, que no es el único, pero sí el más sonado en los medios debido a que ganó la alcaldía de Tolú el pasado 27 de octubre. El cura ha dicho públicamente que tiene mujer y tres hijos, y pide a la Iglesia que le dé la oportunidad de ser sacerdote casado. La historia salió a la superficie, pero como sucede en los pueblos, era un secreto a voces. Muchos han dicho que hace rato les parecía bien, y ahora mejor, cuando es el alcalde electo. Porque “Tolú sí tiene cura”, fue el ingenioso eslogan de su campaña refiriéndose a la corrupción que se ha robado la plata de todos. Los recursos económicos podrían ser mayores, si son bien administrados, pues Tolú está en una zona turística muy atractiva.
Las elecciones le ayudaron al padre Chadid a expresar en público que tiene mujer e hijos, y desea volver al ministerio sacerdotal cuando termine su función de alcalde. Pero incontables curas en casos parecidos siguen escondiendo una realidad palpitante, en gran parte por miedo a la suspensión del ejercicio sacerdotal, que ya le fue comunicada al padre Chadid. En cuanto al Sínodo de Roma, 127 miembros, sobre un total de 180, votaron a favor de la propuesta de la región amazónica, abriéndose nuevas posibilidades que quedaron en manos del Papa Francisco. Ojalá los dejen casarse.

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