Hace unos días, reflexionaba sobre el encuentro de” la llave digital”
Ahora,
después de mi oración, ¡vuelve a aparecer! Lo cual me llena de alegría y gozo
por la fortaleza de hacerla realidad, en nuestra sociedad y en la iglesia.
Me he
topado con el texto de Mateo 7,7 que me hace abrir mi mente y mi corazón, me
crea expectativas de futuro ampliando mi visión en justicia, paz y honestidad.
El
texto, nos trae una frase preciosa:
“Pedid y os darán,
buscad y encontrareis, llamad y os abrirán.”
¿Entonces?,
las mujeres, tenemos nuestros nudillos endurecidos de tanto tocar y tocar una
puerta que existe y que fue cerrada por Juan Pablo II. Al menos, una mujer ha
logrado traspasarla y es totalmente legítima desde el 28 de diciembre de 1970
en la República checoslovaca, lo hicieron realidad el obispo Félix Maria Davídek a Ludmila Javorová que fue ordenada
presbítera secretamente ante la necesidad de ayudar a la sociedad que estaba
viviendo unas necesidades muy especiales por la situación política del país
durante la época comunista de su país.
Hermann Heder, que había conocido a
Javorovà dijo en una entrevista que la ordenación había sido real, pero que
cuando cayó el régimen comunista, había sido invalidada por el Vaticano.
Para quienes no conocen esta historia
años después el papa Juan Pablo II, se asustó mucho al ver lo que estaba
pasando en la iglesia y por eso echó mano de una carta apostólica Ordinatio
sacerdotalis ( ordenación sacerdotal)22 de mayo de 1994 en la que se expresa
que todo varón bautizado puede acceder a las ordenes sacerdotales, quedando
reflejado en el código de derecho canónico con lo que se nos cerró la
puerta a las mujeres, pero un cuadro medio en aquél entonces era el cardenal
Ratzinger (años más tarde Benedicto XVI),que su misión era salvaguardar la
doctrina y las leyes de la iglesia, tenía su escritorio inundado por las
peticiones que había estado enviando, Ludmila Javorová. Ante las presiones de
Ludmila, accedió y reconoció a Ludmila, como presbítera católica romana, pero sin
que haya ningún documento escrito oficial con la advertencia de que podía
celebrar la Eucaristía, de forma privada, en pequeños grupos. Es la única mujer
reconocida como tal dentro de la iglesia y que aún vive hoy en día en Brno,
República Checa.
Bien vale la pena, seguir tocando,
llamando con fuerza, seguir haciendo ruido, sin temor alguno, con valentía,
dignidad y coraje hasta que las mujeres con vocación sacerdotal, que tenemos en
nuestros labios y nuestro corazón, el mensaje de la Buena Noticia
que nos ha sido arrebatada, cuando a nosotras también nos toca legítimamente
anunciar como bautizadas que somos e hijas de Dios hechas a su imagen y
semejanza.
Así que: PEDID Y SE OS DARA, LLAMAD Y SE OS ABRIRÁ. La palabra de Dios se hará cada día en nosotras realidad en todos/as nosotras.
Las presbíteras católicas Romanas, estamos aquí
y ahora.
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