Olga Lucia Álvarez Benjumea ARCWP
He venido reflexionando, ¿qué es lo que pasa, por qué
este mundo, no cambia? Se nos dice que llevamos más de 2000 años “anunciando”
el Evangelio. ¿En qué estamos fallando?
No echemos culpas a nadie, ni defendemos tampoco.
La Buena Noticia, nos ha sido dada a tod@s. De manera
especial a través de María Magdalena, nos ha sido entrega a las mujeres, para
su difusión y hacerla realidad.
No quisiera pensar que la Buena Noticia, ha caído en
manos inescrupulosas, que la han manipulado, dándola a conocer a medias,
alterando su contexto o pasándolo por alto, es lo que nos ha tocado ver en la
práctica, descubriendo cómo se han incrustado las artimañas y estrategias
posibles, para que la Buena Noticia no llegue a sus interesad@s y necesitad@s.
Los fieles colman los templos, levantan sus brazos,
como si ese gesto pretendiera detener la caída del Cielo. Sin ser negativa, ni
pesimista, dejemos que el Cielo caiga, no impidamos que su Voz se escuche, no
le coloquemos fronteras, muros ni talanqueras al mensaje liberador (Mateo
28:19).
La Cuaresma que nuestros pueblos viven, asientan la
caída del Cielo. ¿Cómo? Mediante el ayuno y la oración. Los acontecimientos
como los desastres naturales, un estado climático que parece gritar, haciendo
percibir su desastre. Las guerras 62 actuales en el mundo una violencia
generalizada. Todo esto y lo anterior, es preciso que lo deslindemos ya y deje
de ser mal anunciada.
¿Por qué hay tanta violencia en el mundo?
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy
como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo” (Juan 14:26–27).
¿Por qué hay tanto hambre en el mundo? “yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Juan 10:10
De cara a la Buena Nueva, en estos dos
versículos, tenemos lo que quisiéramos vivir en paz y armonía.
Por qué ese “tomad, comed y bebed: este es mi
cuerpo, esta es mi sangre” y aquel mandato: “Hagan esto en Memoria mía”.
Lucas 22:19 ss.
Todos de una u otra forma buscamos y queremos que
la Buena Nueva se anuncie y se cumpla ya. Ha llegado la hora de que el milagro
se realice, se muestre y se cumpla, empecemos por nosotras mism@s y
nuestras comunidades eclesiales de base.
Jesús dijo a
sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome
su cruz y sígame, (Mateo 16: 26).
La
invitación sigue vigente, no hay papeles de por medio, su Energía Divina se
impone. Dejémosle actuar. Si realmente queremos cambiar el mundo.
No
permitamos que la Buena Nueva, caiga en manos de gente inescrupulosas,
corruptas y mal intencionadas.
¿Si
el mensaje de Pascua, ha sido entregado a nosotras las mujeres, porque nosotras
no la podemos anunciar?
La
próxima semana celebramos la Semana Mayor, o Semana Santa, cuál es nuestro
papel como mujeres dentro de la Iglesia? ¿Somos cómplices o víctimas?
No
anunciemos la muerte, anunciemos la Resurrección, el verdadero mensaje en toda
la dimensión de vida, paz, armonía en abundancia!!!
Si
conocemos el texto de la Sirofenia, escuchemos aquella voz firme y baja de
Jesús que nos dice al igual que lo hizo con la extranjera:
“Mujer,
que se haga como tú dices” (Mateo 15:28).
Quedamos
invitad@s a celebrar la Pascua, pero sin mirar para a tras…y que vivamos
intensamente este anuncio de esperanza y de cambio.
“Porque el que quiera salvar su vida, la
perderá; y el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”
(Marcos 8:35).
SALGAMOS CON GOZO AL MUNDO A ANUNCIAR LA BUENA
NOTICIA.
*Olga Lucia Álvarez Benjumea
Presbitera ARCWP
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