NOTA.-Algunas personas, que no disponéis de correo electrónico os habéis interesado por las propuestas para el Sínodo, no en PDF como fueron enviadas, sino por WhatsApp y como documento de Word. Así las vamos a enviar, esperando que os lleguen bien.
PRESENTACION:
El Hermano Papa Francisco quiere
darlo todo por un mundo mejor y por una Iglesia plenamente comprometida con esa
finalidad, y por eso convoca un Sínodo Universal para hacer que la Iglesia sea
verdaderamente fiel y coherente con el Mensaje Liberador del Evangelio de Jesús
de Nazaret, para el bien de la Humanidad y de la Creación.
Es por lo que enviamos algunas propuestas que
intentan contribuir mínimamente a esa finalidad.
Van sin firma para
que cualquiera (persona individual o grupo) pueda hacerlas suyas si las
considera de algún interés,
NOTA.- Para enviar propuestas a la
diócesis de Asturias esta es la dirección de correo: sinodo@iglesiadeasturias.org
Para enviarlas directamente al
Vaticano se puede hacer por correo postal y por correo electrónico a las siguientes direcciones:
CORREO POSTAL:
General Secretariat
for Synod of Bishops
Via della
Conciliazione 34
00120 Città del
Vaticano
CORREO
LECTRONICO: synodus@synod.va
Introducción:
A lo largo de la
Historia del Cristianismo, el clero se fue apropiando cada vez más de la
Iglesia y secuestrádosela al pueblo, de tal manera
que la Iglesia se identificó con curas, obispos y papas. El pueblo no se
considera Iglesia. Además hemos hecho teología de lo divino, no de lo humano,
que se lo consideró cada vez más devaluado, más anticristiano, más mundano, más
contrario a la religión, a la santidad, contrario al mensaje del Evangelio.
Con estas propuestas
se trata de devolver a la Iglesia al pueblo, a que
el pueblo sea su protagonista, no el clero, porque la razón de ser del
cristianismo y de la Iglesia es el pueblo, como lo fue de Jesucristo.
El hermano Francisco, Obispo de Roma y Papa de la Iglesia actual, sin duda está siendo un referente mundial para muchos
millones de personas, en un momento verdaderamente
crítico para el mundo de hoy, en el que carecemos de líderes que sean
buenos catalizadores para el conjunto de la humanidad, donde confluyan los
anhelos de muchas personas que aspiramos a un mundo mejor, tanto para los seres
humanos como para el planeta en que vivimos.
Para muchos millones de personas, Jesucristo y
su mensaje es lo que da el sentido más profundo a sus vidas, tanto desde su
dimensión humana como trascendente. Por eso, con frecuencia cada uno de
nosotros nos preguntamos: ¿a mí, por medio de quién me llegó el conocimiento de
Jesucristo y su mensaje? La respuesta no puede ser otra más que esta: me llegó
a través de la Iglesia. Por eso queremos que,
retornando a la fidelidad al Evangelio, sea cada vez más fiel transmisora del
mensaje de Jesús de Nazaret, para el bien de la Humanidad, y la dignidad
de todas las criaturas de la Creación.
Pero conociendo un
poco la historia de la Iglesia, tenemos que reconocer sus enormes fallos de
incoherencia con el mensaje del Evangelio, no solamente los del pasado,
que allá la conciencia de quines los protagonizaron, sino los actuales, que son
de un escándalo incalculable, como la pederastia y su ocultamiento, como las
cuantiosas riquezas acumuladas durante siglos sin compartirlas convenientemente
con los más empobrecidos, como su connivencia con los poderes
económico-capitalistas, como la falta de compromiso con los Derechos Humanos al
interior de si misma, que aun no firmó porque en su estructura aun no los
cumple adecuadamente, aunque los defienda hacia el exterior, por su
insuficiente condena de los abusos del neoliberalismo y falta de compromiso
profético en la defensa de los empobrecidos de los países pobres.
Es por lo que el
Papa Francisco, ya desde su elección, está
haciendo el mayor esfuerzo por renovar la Iglesia desde sus mismas raíces,
y ahora lo quiere hacer convocando un Sínodo
Universal sobre la sinodalidad como continuidad de las cuatro
conversiones a las que él ha invitado a la Iglesia en sus escritos:
-La primera, es la
conversión al Evangelio y a los Pobres en la Evangelii
Gaudium;
-La segunda, la
conversión a la misericordia en la Amoris
Laetitia;
-La tercera es la conversión
al cuidado de la Casa Común en la Laudato Si
y Querida Amazonia;
-La cuarta, la
conversión a la Fraternidad Universal en la
Fratelli Tutti.
Finalmente llega esta
convocatoria de Sinodalidad, que apuesta por
el caminar juntos, frente al clericalismo tan frecuente en el
funcionamiento eclesial, para que la Iglesia sea realmente la Iglesia del
Pueblo de Dios, defensora de la dignidad humana, la fraternidad, el amor, la
justicia, la igualdad y la solidaridad entre todos los pueblos de la tierra, y
no solo la Iglesia de la Jerarquía, sino la Iglesia del pueblo para el pueblo,
que fue la razón de ser de Jesucristo. Es por lo que formulamos las siguientes
propuestas para el Sínodo.
Propuestas
para el Sínodo de la Sinodalidad Universal
PRIMERA: En la Iglesia se ha ido consolidando, especialmente después del
concilio de Trento, un modelo de funcionamiento que adoptó el camino del
absolutismo monárquico. Y ese modelo de gobierno, a pesar del giro
eclesiológico del Vaticano II, sigue vigente hasta hoy, en la práctica y en el
Derecho Canónico.
La Iglesia no puede
posponer por más tiempo la reforma sobre su modelo de gobierno. El actual representa una concepción excluyente del poder, reservada
en exclusiva a varones, célibes y ordenados; un poder que resulta
extremadamente vertical, piramidal, centralista, elitista y gerontocrático.
Urge un modelo más abierto, transparente, corresponsable e incluyente de
gobierno de la Iglesia.
El poder hay que definirlo y regularlo al
servicio de la Comunidad. No vale un gobierno para
el pueblo pero sin el pueblo. Una cosa es la
constitución dogmática de la Iglesia, en cuanto que el poder sacramental
no lo recibe del pueblo mediante una elección democrática sin más. Pero otra cosa es la constitución pastoral de la Iglesia,
la cual no puede ser entendida sin el pueblo. Por ejemplo, la ordenación
sacramental para consagrar la Eucaristía no procede del pueblo, pero sí puede y
debe proceder del pueblo la designación de las personas que deban ejercer ese
ministerio sacramental. En los Hechos de los Apóstoles, esta claro que la
Comunidad presentó dos miembros para elegir a uno de ellos como Apóstol, y para
elegir a uno de los dos echaron a suertes (Hechos 1,23-26). Es decir, no fue
elegido a dedo. Para elegir a los siete Servidores de la Comunidad, los doce
Apóstoles convocaron la Asamblea de los discípulos y fue esta quien eligió a
los que les parecieron los mejores, que los presentó a los Apóstoles y estos
les impusieron las manos (Hechos 6,1-6). Por tanto la designación de las
personas estaba en manos de la Comunidad.
En
consecuencia, el sistema piramidal de gobierno de la Iglesia, donde todo viene de
arriba abajo tiene que desaparecer, y la designación y elección de las personas
que ejerzan toda clase de funciones ministeriales y de servicio a la Comunidad tiene que ser competencia de la Comunidad. Es
necesario formular esto teológica y jurídicamente, con la correspondiente
reforma en profundidad del Código de Derecho Canónico. La Iglesia tiene que dar
el paso a ser una democracia pura y plena en la elección y designación de las
personas que ejerzan en ella cualquier clase de función o servicio.
SEGUNDA: La
Comunidad la forman indistintamente hombres y mujeres. Sociológicamente en la actualidad, la forman más mujeres que hombres.
-Entre los seguidores de Jesús había hombres y
mujeres.
-El hecho cumbre de la vida personal de Jesús
es su Resurrección. Sin ella Jesús sería solo un hombre más o menos relevante
de la historia, posiblemente hoy ya casi desconocido. Lo dijo muy claro Pablo
de Tarso: "Si Cristo no resucitó vana es nuestra fe" (1Corintios
15,14). Jesús Resucitado se presentó primero a las mujeres antes que a los
hombres. Este hecho de la Resurrección de Jesús es más importante que la misma
Eucaristía. Pues bien, las mujeres fueron encargadas por Jesús de comunicar a
los Apóstoles su Resurrección. Y una mujer, María Magdalena, fue la primera
persona a la que se presentó Jesús Resucitado. ¿Cómo excluirlas, pues, del
ministerio ordenado para celebrar la Eucaristía?
-Jesucristo no rechazó deliberadamente a la
mujer del ministerio ordenado, y en las Iglesias de Pablo hubo mujeres que
ejercieron este ministerio. Por tanto las mujeres han de ser designadas por la
Comunidad y admitidas de inmediato al ministerio ordenado sacramental en todas
sus dimensiones, de tal manera que las mujeres
pueden ser elegidas, igual que los varones, por la Comunidad para el diaconado,
el sacerdocio, el episcopado y el pontificado.
En consecuencia:
1º.-Es una decisión urgente que no admite
espera, que en cualquier estructura de la Iglesia,
sean parroquias, curias, cátedras, facultades teológicas, sínodos, concilios,
posibles colegios cardenalicios (en el supuesto de que sigan en vigor),
conferencias episcopales, organismos vaticanos, etc, han de estar presentes las mujeres con los mismos
derechos, deberes y facultades que los hombres.
2º.-La Ley del
celibato, impuesta por la Iglesia, que no fue exigida por Jesucristo
para nada, debe ser anulada, y por tanto para
todas las funciones y ministerios citados han ser elegibles tanto personas
solteras como casadas, como de cualquier otra condición distinta, coherente con
la dignidad de toda persona humana. El Apóstol Pedro estaba casado, pues Jesús
mismo curó a su suegra (salvo que estuviera viudo, que no nos consta). En las
primeras Comunidades cristianas, ser buen padre de familia, acreditaba para ser
buen Obispo (1Timoteo 3,1-7 y Tito 1,5-8).
3º.-¿Es acaso algo indigno ser Mujer? Jesús de Nazaret
nació de una mujer que estaba en gestación cuando fue a ver a su prima Isabel
(Lucas 1,45) y así estaba cuando fue a empadronarse, y allí se le cumplieron
los días del alumbramiento (Lucas 2,5-6), y así de este alumbramiento de María
nació Jesús de Nazaret.
TERCERA: Si una mujer, Isabel, fue escogida por Dios para ser madre del
precursor del Mesías, Juan Bautista; si una mujer fue digna de se escogida por
Dios para Madre de su propio Hijo, Jesús de Nazaret; si ambas mujeres estaban
llenas del Espíritu Santo (Lucas 1,35 y 41); si ambas mujeres pudieron
dirigirse a Dios con su propia palabra, cómo las mujeres no van a poder
proclamar la lectura de la Palabra de Dios, y más aún poder explicarla, tanto
dentro como fuera del templo, tanto en una celebración de la Palabra de Dios
como en la celebración de la Eucaristía? Por tanto
la predicación, que ahora oficialmente solo puede hacer el celebrante de la
Eucaristía, han de poder hacerla todo hombre o mujer que estén capacitados para
ello.
En consecuencia:
a) Igual que hay
instituciones para preparar a los varones para el ministerio ordenado, ha de
haberlas exactamente igual para las mujeres, y esto es ya verdaderamente
urgente. Tanto ellos como ellas han de tener una buena preparación
intelectual y profesional, que les permita vivir de su propio trabajo y prestar
a la Comunidad los servicios que necesite con carácter voluntario y gratuito, y
terminando así con la dependencia económica del Estado, sea el que sea. La
Iglesia no solo no debe depender económicamente del Estado, sino que debe ser
un modelo perfecto de ciudadanía en el cumplimiento de los deberes cívicos.
Debe, pues, por lo menos en el caso de España, devolver inmediatamente al
Estado todos los bienes que no son suyos por no tener acreditada legalmente su
propiedad, o haberla efectuado indebidamente como con las inmatriculaciones.
b) Actualmente
lamentamos que aun no tenemos COMUNIDADES CRISTIANAS ADULTAS Y MADURAS, que
sigan a Jesucristo y su mensaje aplicado a la realidad concreta de nuestro
tiempo, que generen ilusión, deseo de compromiso y personas preparadas
para ejercer los servicios que necesite la Comunidad, como la celebración de la
Eucaristía, la educación permanente en la fe de todos sus miembros, personas
concretas que asuman voluntariados al servicio de la Sociedad en general y
sobre todo hacia los más empobrecidos y especialmente los del Tercer Mundo que
más lo necesitan, apoyados por la propia Comunidad en todos los aspectos.
Por tanto, una vez que tengamos personas que
surjan de las propias Comunidades Cristianas, adultas y maduras en la fe,
hombres o mujeres indistintamente, casados o solteros, padres o madres de
familia, refrendados por ellas mismas, con pleno discernimiento de la
Comunidad, impregnada siempre de una mística de compromiso liberador como
Jesucristo, y no de por vida sino por el tiempo que la Comunidad decida,
entonces será el momento de prescindir de la suplencia de instituciones ajenas
a la Comunidad para ejercer las funciones y servicios que la Comunidad
necesite.
CUARTA: Los cargos y
funciones ministeriales, han de tener una duración limitada por dos razones muy claras:
a) Porque lo que se
repite indefinidamente acaba en rutina, que es incompatible con la
vivencia y el compromiso de la fe, que ha de ser siempre creativa, innovadora y
abierta a la realidad cambiante, sobre todo en momentos en los que el cambio
social, como ahora, es más acelerado.
b) Porque toda la
Comunidad ha de ser constantemente activa, dinámica y generadora de
nuevas personas siempre preparadas para toda clase de relevos y el desarrollo
de las funciones que necesite la Comunidad.
Hay que acabar con
la gerontocracia en la Iglesia. En consecuencia es necesario delimitar
el tiempo durante el cual cada persona ha de desempeñar una función determinada
en la Comunidad: la jubilación en el ejercicio de una función ha de ser algo
habitual, tanto por edad como por imposibilidad física. De momento, ya hay que
bajar la edad de jubilación de sacerdotes, obispos y papas, por lo menos, a los
70 años, además de tener en cuenta las condiciones físicas, psicológicas y
mentales en cada caso, que pueden aconsejar adelantar la jubilación.
QUINTA: El mismo Jesucristo con ser El el Gran Maestro, preguntó a sus
discípulos ¿"Quien dice la gente que soy yo"? Hasta ahora todo lo que se decía y decidía en la Iglesia
venía siempre de arriba abajo. A veces se pedían algunas consultas al
pueblo, pero se decidía siempre lo que quería la "autoridad"
eclesiástica aunque fuese contrario a lo que los consultados habían aprobado.
Al final solo se hacía lo que el cura o el obispo o el Papa querían y decidían.
El pueblo ha perdido
la confianza en la Iglesia, porque mucho antes fue la Iglesia la que perdió la
confianza en el pueblo. La Lumen Gentium del
Vaticano II retomó el sensus fidei , casi olvidado desde el siglo IV, de todo
bautizado como miembro activo en la Iglesia, y el de todos los creyentes como
el sensus fidelium porque los creyentes laicos tienen una sensibilidad especial
para captar las cosas de Dios. Cipriano de Cartago (siglo III) decía que, si no
debe hacerse nada en la Iglesia local sin el obispo, también dijo que no debe
hacerse nada sin el consenso del pueblo (Epístola 14,4).
Por tanto, las
Consultas a los Laicos han de hacerse habituales en la vida de la Iglesia, en
todos los diferentes niveles de la misma: Comunidades o Parroquias de
Base, Comunidades Interparroquiales (Unidades Pastorales), Diocesanas,
Nacionales, Continentales o Mundiales, en todas las cuales ha de existir el
correspondiente Consejo Pastoral. Hay que dotar de un verdadero Estatuto
Teológico a todos estos diferentes estamentos u otros que puedan surgir, para
que cada uno en su ámbito propio, pueda tomar acuerdos que tengan carácter
decisorio. Y por tanto debe derogarse sin demora el canon del CDC 536 nº 2, así
como revisarse muchas de las disposiciones que figuran en los Títulos II y III
del CDC.
Más en concreto, y
con carácter inmediato, la participación y el camino sinodal que pide y
promueve el Papa Francisco, debe hacerse operativo en los Consejos Pastorales,
fruto del Vaticano II, sobre todo Parroquiales y Diocesanos.
SEXTA: Las
finalidades son las que unen a las personas. Por tanto, lo primero que es
necesario hacer, consiste en definir claramente para qué es lo que queremos
hacer. El criterio básico nos lo da el Evangelio:
¿qué hizo Jesús? ¿para qué lo hizo? Los Hechos dicen que Jesús comenzó a hacer
y a enseñar (Hechos 1,1): lo que más hizo Jesús fue enseñar y curar las
dolencias y las enfermedades del pueblo (Mateo 4,23). ¿Qué enseñanzas necesita
el pueblo? ¿Qué le tenemos que enseñar? ¿Qué dolencias tiene? ¿Qué respuestas
necesita? ¿Cómo lo podemos movilizar para encontrarlas? ¿Cómo lo podemos
acompañar? ¿Para qués es la Iglesia? ¿Qué le pide el pueblo a la Iglesia? ¿Qué
espera el pueblo de la Iglesia? ¿Cuales son las inquietudes, los dolores, las
preocupaciones y esperanzas del pueblo?
En cada momento
histórico hay que escuchar al pueblo, por ejemplo,
ante las crisis de democracia en los sistemas políticos actuales, las
injusticias que origina el neoliberalismo actual, la exclusión social y sus
consecuencias, la xenofobia, la idolatría del dinero, la respuesta a las
diferentes pandemias (sida, ébola, covid), el militarismo, el terrorismo, la
privatización del mundo, los migrantes, los refugiados, la pobreza y
adulteración biológica del Planeta, la frustración de la juventud.
¿Qué pasa con la
Iglesia? Sus fallos internos, su clericalismo, la
marginación secular de la mujer en su seno, su distanciamiento del pueblo, su
acumulación de riquezas, la apropiación indebida de los bienes del pueblo
(inmatriculaciones), su adherencia al poder económico-político, su falta de
democracia interna, su escaso compromiso socio-político, abuso de la conciencia
de las personas, la pederastia y sus causas y la reparación de las víctimas, la
adulteración del Mensaje del Evangelio, reducido a leyes, dogmas y ritos, por
qué la iglesia pasó de ser del pueblo a ser del clero; por qué la Iglesia
perdió la clase obrera, los intelectuales y la juventud, y de seguir así,
pronto perderá también a las mujeres. Todas estas
cuestiones han de ser objeto de debate comunitario, que a su vez ha de
proponer alternativas vinculantes para darles respuesta. El mensaje de Jesús es
la respuesta más válida que recibió la Humanidad hasta nuestros días.
SÉPTIMA: La Iglesia
desde Trento se convirtió en una monarquía absoluta,
concentrando todo el poder en una sola persona que la Iglesia condensó en el
CDC, y ahí se quedó estancada. La historia nos demuestra que el poder absoluto
corrompe absolutamente. El Papa tiene que dejar se ser un monarca absoluto, una
concepción que ya no tiene cabida en el mundo actual. Por tanto la Iglesia tiene que descentralizar el poder para poderlo
al servicio de la Comunidad, que en cada tiempo y lugar tiene
necesidades concretas a las que tiene que responder adecuadamente. Sin llegar
al anarquismo tiene que compartir el poder con las demás instituciones que la
Comunidad necesite: su poder no puede residir solo en varones, célibes y
ordenados. Por tanto es necesario que haya: Consejos
Pastorales (con este u otro nombre) Mundiales, Continentales, Nacionales,
Diocesanos y Parroquiales, indistintamente de hombres y mujeres.
El Consejo Pastoral
Mundial debe estar facultado para tomar acuerdos legislativos y decisorios
vinculantes en el ámbito mundial.
-Los Consejos
Pastorales Continentales deben estar facultados
para tomar acuerdos legislativos y decisorios vinculantes en el ámbito
continental que les corresponde.
-Los Consejos
Pastorales Nacionales (hoy CEs) deben tener atribuciones suficientes
para tomar acuerdos con carácter legislativo y decisorio en el ámbito de la
nación correspondiente.
-Los Consejos
Pastorales Diocesanos han de tener atribuciones suficientes para tomar
acuerdos legislativos y decisorios vinculantes en el ámbito de la Diócesis que
les corresponde.
-Los Consejos
Pastorales Parroquiales deben estar facultados para tomar acuerdos
decisorios y vinculantes en el ámbito de la Comunidad o Parroquia que
representan.
Nótese que se trata
de Consejos Pastorales, y por tanto integrados por clérigos y laicos, hombres y
mujeres, indistintamente. No se trata, pues, de Consejos Pastorales formados
solo por ministerios ordenados.
Como consecuencia lógica el Papa ha de ser elegido por el Consejo Pastoral Mundial,
mediante la articulación de un sistema que haga ágil y plenamente
representativa la designación de la persona que ha de ocupar esa Misión en toda
la Iglesia. El Colegio Cardenalicio, como elector del Papa, ya no tiene razón
de ser.
OCTAVA: Jesús de Nazaret estuvo siempre al lado de los más últimos de los
últimos en aquella Galilea empobrecida y dominada por el poder absoluto del
Imperio de Roma, donde pululaban por todas partes toda clase de enfermos y
gentes hambrientas, que curaba sin parar y alimentaba. Hoy miles de personas,
la mayoría niños, mueren cada día de hambre y enfermedades curables. La Iglesia debe hacer de inmediato cuatro cosas:
1ª.-Poner, de manera
inteligente, responsable y controlada todos bienes que tiene, al servicio de
los más empobrecidos del Planeta, sean quienes sean
y de donde sean: Hay cientos de misioneras y misioneros trabajando en
condiciones de miseria, mientras en los países desarrollados construimos
iglesias de lujo cada vez más vacías, y ellos no tienen medios económicos para
ejecutar un programa de animación y educación popular, construir un centro
nutricional, ni un dispensario para vacunar y mucho menos una clínica u
hospital, ni siquiera para dar a luz, empastar una muela, detectar una miopía,
operar una apendicitis, o crear una escuela.
2ª.-Denunciar de
manera concreta los gastos militares, la carrera de armamentos y el negocio de
las armas, con cifras y datos concretos, no
aisladamente, sino en conjunto y al unísono, todas las Comunidades
Parroquiales, Diocesanas, Nacionales y Continentales. Los gastos militares son
una ofensa obscena a la dignidad humana, y por tanto a Dios.
3ª.-Denunciar de la
misma manera, con cifras y datos concretos, a las Compañías Multinacionales por
los daños y estragos que están haciendo en el Tercer Mundo: expoliando tierras de cultivo, explotando materias primas con mano de
obra esclava, contaminando tierras y aguas, dejando a millones de personas sin
medios de vida y enriqueciendo desaforadamente a otras, que pueden permitirse
toda clase de caprichos y abusos, incluidos cruceros de lujo y viajes al espacio.
4ª.-Movilizar a cada
una de las Comunidades Parroquiales y Diocesanas a asumir un compromiso
concreto, con otra Comunidad del Tercer mundo y
establecer entre las dos una constante intercomunicación e intercambio,
económico e interpersonal, para enriquecimiento mutuo en la solidaridad, la
fraternidad y la vivencia del Evangelio. En cada Comunidad han de existir dos
equipos:
-un equipo dedicado a la atención de personas
que pasan toda clase de necesidades dentro de la propia Comunidad o fuera de
ella.
-otro equipo dedicado al Tercer Mundo, con dos
tareas principales: sensibilizar a la Comunidad sobre todo lo que pasa a los
empobrecidos, principalmente de África, América del Sur, India y Bangladés, que
son actualmente las regiones del planeta más empobrecidas, poniendo cara y
nombre las causas y los causantes de tales terribles situaciones.
NOVENA: Todos los
Consejos Pastorales han de hacer Rendición de Cuentas Pastoral a la Comunidad a la que representan, explicando las actividades y gestiones
realizadas, los resultados obtenidos, las dificultades encontradas, los planes
a desarrollar a corto, medio y largo plazo.
DÉCIMA: Las
Celebraciones religiosas de la Comunidad, especialmente la Eucaristía, no han
de ser algo ritual, sino que deberán hacerse cuando haya algo que celebrar, como una fiesta, una inauguración, un problema que afrontar, una
necesidad que resolver, una familia que acompañar. Han de ser preparadas por un
equipo elegido a tal efecto por la Comunidad que elegirá las lecturas, la
música, la forma de participación de toda la Comunidad, que habrá de decidir
cómo y cuándo (días, lugares, horas, etc.) en que deban hacerse las
Celebraciones.
Las celebraciones
sacramentales han de tener siempre carácter Comunitario. Aunque asista un ministro ordenado debe ser un laico el que presida
las celebraciones y dirija su desarrollo ordenado. La llamada homilía, podrá
ser desarrollada por un ministro ordenado o un laico, preparada por un equipo,
y en cuanto sea posible, dialogada, buscando espacios adecuados para el
diálogo. Las lecturas de las celebraciones serán elegidas en función de la
situación concreta de cada Comunidad y el motivo de la celebración concreta por
la que se celebre.
UNDÉCIMA: Es necesaria la existencia de Equipos
competentes de Investigación Económico-Social, tanto en el plano técnico
como ético, que elaboren informes y hagan propuestas que faciliten a los
Consejos Pastorales tomar las decisiones más favorables y necesarias para el
bien de las Comunidades particulares y de toda la Iglesia en general, así como
que elaboren materiales asequibles para desarrollar cursos de educación
popular, que permitan a las personas desarrollar su conciencia crítica,
política e histórica, como seres humanos y como creyentes.
DUODECIMA: Las Redes Sociales son un medio de
comunicación cada vez más universal e influyente. La Iglesia, ha de tener sus
medios propios de comunicación social para la difusión del mensaje de
Jesucristo, siempre coherente con el Evangelio en su totalidad e integridad,
jamás escorada hacia posiciones que supongan la más mínima mutilación o
segmentación del mensaje del Evangelio. Así mismo su relación con todos los
demás medios de comunicación ha de ser siempre respetuosa, transparente,
fluida, acogedora y abierta.
DECIMOTERCERA: La
Biblia, y sobre todo el Evangelio, son un tesoro
que aun está sin descubrir en todas sus dimensiones, y que han de ser el manual
diario de la Constitución de la Iglesia. Por tanto
han de elegirse para las Celebraciones textos que tengan relación directa con
la realidad de cada momento histórico concreto y con cada situación en
particular, teniendo en cuenta cuales son los valores que tenemos que potenciar
constantemente: la justicia, la solidaridad, el amor, la fraternidad, la ética,
la igualdad, la lealtad, la vida, la paz, la felicidad, el cuidado de la
creación. Es decir, todo aquello que facilite una vida más digna y gratificante
para todos y para todo.
DECIMOCUARTA: En coherencia con todo lo anterior, el
Vaticano con todos sus montajes económicos, diplomáticos, burocráticos,
sus turbios manejos des dineros destinados a los pobres e invertidos en otras
cosas, sus acciones en empresas multinacionales, en negocios inmobiliarios, su
falta de compromiso suficiente con los estándares mundiales de transparencia
económica, necesita una profunda transformación.
El propio Francisco afirmó que "que la maquinaria burocrática de la
Iglesia católica necesita «dolorosas y prolongadas» acciones de limpieza"
DECIMOQUINTA: Jesús seducía a la gente y lo seguían en masa de todas partes. Hoy a
la gente la seducen las máquinas, la propaganda y el consumismo, que la
esclavizan miserablemente, produciendo desigualdades económicas cada vez más
grandes, que desquician a la humanidad y a las personas.
El mundo, y por
supuesto, los cristianos necesitamos volver a Jesucristo, que es nuestro modelo
de hombre. Creer en Jesucristo es seguirlo. Por
tanto nuestro compromiso ha de ser seguir siempre a Jesucristo, el gozne en
torno al cual ha de girar toda nuestra vida. El pasó haciendo el bien y curando
a todos los oprimidos por el mal (Hechos 10,38), para que todos tengamos vida y
vida en abundancia (Juan 10,10). Es lo que tenemos que hacer nosotros: seguir a
Jesucristo haciendo lo que El hizo: ir por la vida haciendo el bien y curando
los males y sufrimientos de la gente, con la cual El mismo se identificó:
"tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve
enfermo y me atendisteis, estuve desnudo y me vestisteis, fui forastero y me
acogisteis, estuve en la cárcel y fuisteis a verme. Cuando lo hicisteis con
ellos a Mi Me lo hicisteis".
No vamos a ciegas:
Esto da el sentido último y más profundo a nuestra vida. Todos aspiramos a vivir para siempre: esa VIDA PARA SIEMPRE es la que
Jesús nos garantiza, que tiene que ser el destino definitivo de toda la
Humanidad y toda la Creación: “Y vio Dios que todo era bueno” (Génesis 1,31).
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