Cómo se hizo sacerdote el primer cura negro en Colombia.




Monseñor Gerardo Valencia Cano y el Padre José Ramón Bejarano.




“Porque el Señor ama y corona con su victoria a los humildes” Salmo 149:4 


Un día cualquiera me llama mi Obispo Monseñor Gerardo Valencia Cano a su oficina y me entrega unos cuadernos de rayas de esos que usábamos en el Colegio, y me dice “quiero te leas estos apuntes y me des tu opinión sobre ellos”.  

Aquellos manuscritos eran ni más ni menos que el rastreo del camino de Dios en la vida del Padre José Ramón Bejarano, primer Cura Párroco de Buenaventura. Recuerdo que era una letra grande y temblorosa de una persona mayor. Empezaba diciendo: “Nací en Nóvita-Chocó…por mandato de mi Superior Monseñor Valencia…escribo estas líneas…”   

De tarde en tarde y muy tarde, pasaba por aquellos lugares el sacerdote encargado de la Pastoral Rural , en aquellas canoas a punta de remo, sin motor todavía, estamos hablando finales del siglo XIX y de principios del siglo XX.  El sacerdote siempre llegaba a la casa de la madre de José Ramón, allí ella, lo atendía pobremente, le lavaba la ropa y se encargaba con todo lo concerniente a la Santa Misa. Todaslas veces que podía le decía al Padre: “Padre, acuérdese de llevarse a José Ramón a estudiar al Seminario” y él siempre le contestaba: “en la próxima venida, que tenga lista su maleta, que en la próxima se vaconmigo”. Así pasaba el tiempo…hasta que un día cualquiera, en esas visitas el Padre, ante la insistencia de la madre, se llevó a José Ramón…el pobre sufrió mucho en el viaje, pues le tocaba tener el paraguas al Padre, si llovía o abanicarlo, si hacia calor y recoger y botarle sus necesidades al río, cuidar de los zapatos etc. 

Llegaron a Popayán. En el Seminario de aquel entonces, se educaba la gente de la crema, no necesariamente para hacerse sacerdotes, pues era lo único que había para estudiar. Así que a José Ramón, le tocó estudiar con la alta alcurnia, esos, sus compañeros llegaron a ser ilustres Padres de la Patria , todavía hoy, algunos de esos apellidos siguen ocupando por “herencia” algunos cargos en la Patria.  

El nuevo estudiante, se convirtió en el hazmerreír de todos, le vaciaron su valija, lo primero que salió a relucir fueron los calzoncillos que su madre, con tanto cariño le había hecho de retazos y de colores fuertes. Le quitaron las tablas de la cama y oh! fiesta en la noche. En clase, o donde lo veían le lanzaban rollos de papel que se clavaban en su cabello apretado.  

Había que ir a saludar al Señor Obispo y los jóvenes seminaristas fueron colocados y presentados uno a uno: este es fulano, el hijo Don Fulano, este es fulano, el hijo de Don Perano y este otro fulano, el hijo del Señor Tal, nombrando a sus ilustres familias y sus apellidos. José Ramón quedó como rezagado en esta presentación y el Señor Obispo pregunta, haciendo que se acerque para verlo mejor: “y este joven quién es?” y el sacerdote, le contesta: “este es el hijo de la lavandera”. José Ramón expresa en este momento todo su sentimiento de dolor, su madre no tenia nombre, ni apellido, él tampoco y comenta en su escrito: “Cómo es que este sacerdote que conoce a mi madre y me conoce…y que según mi madre, cuando esta consagrando y  elevando la Hostia y que todos nos arrodillamos  y cerramos los ojos, porque no podíamos mirar, porque el sacerdote en ese momento esta viendo a Dios….se refiere así de ella ?”  

Por ser causa de la indisciplina a raíz de las malas jugadas que le hacían sus compañeros, ya que estos le echaban a él, la culpa de todo lo malo que ocurría, en el Seminario, fue expulsado a la calle, pero según parece la mano piadosa de mujer que lo encontró sentado en el andén de la calle, llorando frente a su amado Seminario,  le apoya y con su apoyo, logra terminar sus estudios y hacerse sacerdote!  

Fue el primer Cura Párroco de Buenaventur y hasta en esta ciudad sufrió la discriminación y el racismo de su pueblo. Cuando Buenaventura vio que era un cura negro no le querían, preferían al misionero blanco, pero este hombre con su santidad y sabia pastoral, logró ganarse el corazón de los porteños.  

La ilusión o sueño de todo clero es ir a Roma ó a Tierra Santa, conocer o estudiar y José Ramón no se escapó de este sueño. Fue Roma a hacer su doctorado en Teología, y viajó por pueblos y montañas, a lomo de mula, llegando una noche cerca de Manizales, a una posada, ahí se encuentra con otros sacerdotes que estaban comiendo, le saludan como por no dejar de saludarle. Como no se siente acogido, se sienta en una mesa aparte, pues éstos no le invitan, ni preguntan de dónde viene, ni para donde va, terminó de comer y se fue a descansar del viaje ya que llevaba varias jornadas.

A la mañana siguiente se levanta para continuar su viaje hacia Cartagena punto de salida en barco hacia la Ciudad Eterna , cuando va a cancelar su cuenta, se encuentra con que la dueña de la posada le presente una cuenta enorme de gastos, diciéndole que los otros le habían dicho que él pagaba porellos…cuenta que el Padre José Ramón tuvo que pagar.  

A su regreso de Roma quiso hacer su entrada por Panamá, y de paso saludar al Señor Obispo de la Diócesis de Panamá, este lo recibió muy amablemente pero cuando ve que el Padre José Ramón lleva colocado en su dedo anular un enorme anillo parecido al que usan los obispos,lo regaña y le dice que cómo se le ocurre ese anillo que es propio de la dignidad de los obispos. El Padre José Ramón lo mira y le dice: “Señor Obispo, este anillo, me ha costado, muchos sacrificios, muchos trabajos, muchos sudores, muchos desvelos para lograr mi doctorado, en cambio el suyo lo consiguió en una terna”. 


El Padre José Ramón, sufrió hasta su muerte del fenómeno que estigmatiza a toda persona adulta mayor y que duele tanto: hacerlo sentir un ser invisible. Fue destinado a Cali, muchas familias caleñas le conocieron en el Cementerio rezando y cantando Responsos, perdió la visión, muriendo pobre y ciego. Sus restos se encuentran en el Catedral de Buenaentura, de Buenaventura, y su funeral lo presidió Monseñor Valencia Cano. 


                   Monseñor Gerardo Valencia Cano en el funeral del P. José Ramón Bejarano, en la Catedral                     de Buenaventura, Valle.



Al recordar la misión que me había encomendado Gerardo y con ello hoy quiero honrar la memoria del Padre José Ramón y de quien fuera el Vicario Apostólico de Arauca Monseñor Luís Eduardo García quien nunca llego a ser Obispo en el Episcopado Colombiano porque eranegro…(esta será otra historia). Pero Dios, en su infinito amor como canta el salmista: “El Señor ama y corona con su victoria a los humildes” Salmo 149:4. 


Nota. La autobiografía del P. José Ramón Bejarano, se encuentra en el archivo de la Catedral.

*Presbitera católica romana

Bogotá, agosto 30 del 2008 revisado abril 5/22

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