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ago082019
Enviado a la página web de Redes Cristianas

1º) No es secreto para los que siguen atentamente el anecdotario clerical, fuertemente incrementado en el pontificado de Francisco, dado su estilo de Gobierno, que las relaciones de uno de los sectores más cercanos, y sensibles, al trabajo pastoral del Papa, no son ni cordiales, ni fluidas, ni fáciles, y, lo que es peor, mucho peor, ni leales. Esto último llama la atención de todos los que nos interesamos por el pastoreo universal del obispo de Roma.
No nos escandaliza ni siquiera un duro espíritu crítico hacia el más responsable de los pastores de la Iglesia, pero sí la deslealtad de aquellos que, por su peculiar y personal implicación en el trabajo de ayuda y asesoramiento al Pontífice, en lugar de llevar a cabo tan digna tarea, se dedican a poner todas las trabas posibles en la actividad papal. Un claro ejemplo de este trabajo, que en otros tiempos y con otros papas , era de zapa y sigiloso, pero ahora obscenamente abierto y público, son las declaraciones, “urbi et orbi”, en todas las cabeceras de prensa más afines a los temas eclesiásticos, del influyente, y suponíamos que un gran hombre de Iglesia, y de mente preclara, lo que nos vemos obligados a poner en sofá, del cardenal Müller, quien se ha atrevido a afirmar que la Iglesia, en el momento actual, tiene un papa “herético”, con un cierto coro de palmeros que lo apopan y le hacen de altavoz.
2º) No puedo entender, de modo alguno, que un cardenal de tan reconocido prestigio como el ex Prefecto del Santo Oficio haya podido perpetrar esa osada barbaridad. Y lo curioso, y preocupante, y casi perverso, es que en lugar de que esta actitud abiertamente opuesta a un hombre generalmente bien acogido, venerado, respetado y casi idolatrado por los más pobres y miserables de la tierra, socave la consideración de excelsitud que los eclesiásticos suelen dispensar a los cardenales, vaya creciendo el número de los que consideran a Müller, ¡tal vez desgraciadamente!, un profeta del futuro. Pero puede ser que tanto a los interesados secuaces de los elegantes y bien perfumados “Príncipes de la Iglesia”, como a éstos mismos, – ¡mas príncipes de un Rey crucificado!-, los pobres les repelan, y haga aumentar el número de los que confían en algún plan que salga del talento maquiavélico del cardenal alemán. Porque el hechos es que inequívocamente el número de los desafectos y resistentes al pontificado de Francisco va creciendo.
Y aunque nuestros obispos lo quieran ocultar, y lo disfrazan muy bien, no hay más que seguir unos cuantos domingos la misa por televisión para comprobar, que obispos, y curas, con rarísimas excepciones, presiden una celebración pura, total, y tristemente, preconciliar. Porque ésta es una constatación indudable: los que están contra, o no están muy a favor de Francisco, es que no han digerido e Concilio Vaticano II.
3º) Ahora el caballo de batalla se encuentra en la preparación, y muy próxima celebración, del Sínodo Pan-Amazónico, en el que parece se va a dirimir muy seriamente la obligatoriedad del celibato eclesiástico para los clérigos de esa zona. Y, para los demás curas de la Iglesia, ¿qué? No me puedo contener, así que voy a denominar, a los que plantean este problema, de infantiles, inmaduros, e hipócritas. No pienso que el clero católico tenga que ser tan niñato como el significado que se desprende del dicho popular, u poco irreverente, de “culo veo, culo quiero”. Quiero recordar a los que piensan así de corto, el aforismo jurídico latino, “máxima ecualitas, máxima inuria”, (máxima igualdad, máxima injusticia). Pero es que los que trinan contra la posible, y deseable, liberación del celibato, cometen varias contradicciones:
1ª) EL celibato no es ninguna norma que proceda del Evangelio, pues en él se habla de la “suegra de Pedro”, y solo tienen suegra los que están casados. Es, por tanto, una ley puramente eclesiástica, que solo se impuso de verdad como tal, después del Concilio Lateranense IV, más o menos, y muy a medias, y, sobre todo, con el Concilio de Trento, es decir, esa norma no fue apodíctica, ni totalmente exigible, durante quince años.
2ª) Y más: el celibato no es una ley universal. A los “presbíteros católicos” de la Iglesia Católica Oriental no les obliga, ni nunca los ha obligado.
3ª) Y no hay sino abrir el Nuevo Testamento (NT), para certificar, las disposiciones alusivas a este tema, que aparecen en sus líneas.
1ª Timoteo 3, 2-5: “Es, pues, necesario que el epíscopo sea irreprensible, casado una sola vez, sobrio, sensato, educado, hospitalario, apto para enseñar. Ni bebedor ni violento, sino moderado, enemigo de pendencias, desprendido del dinero, que gobierne bien su propia casa y mantenga sumisos a sus hijos con toda dignidad; pues si alguno no es capaz de gobernar su propia casa, ¿Cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios?” .. Los diáconos sean casados una sola vez y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa”.
Tito, 1,6: El candidato debe ser irreprochable, casado una sola vez, cuyos hijos sean creyentes, no tachados de libertinaje ni de rebeldía.
4º) Está claro que llamar al Papa Fancisco herético tiene mucho más alcance que el puro insulto, tan desabrido, y tan medieval, cuando a veces obsequiaban al Papa con esos piropos. Es bastante evidente que el cardenal Müller de memo tiene lo justo, y de ingenuo, nada. No se habría atrevido a soltar una andanada tan grave si no tuviera claras dos cosas: a), que hay muchos pesos pesados en la jerarquía eclesiástica que lo apoyan y lo siguen como una especie de gurú; y b), que no soltaría una bomba tan destructiva si no buscara un objetivo muy alto. Y hablando de “bomba destructiva”, está bastante claro que de eso se trata: de minar, afear, y tachar de auténticamente peligroso el modo de gobernar la Iglesia de Francisco para ir preparando a los cardenales propensos, que los hay muchos, a buscar un Papa lo más alejado posible de las prácticas de Francisco, y preparar así el futuro Cónclave.
Yo me atrevo a dar un consejo al valiente papa porteño: que no por venganza, por la que jamás actuaría Francisco, sino por amor a la Iglesia, y con el fin de evitar un brusco, repentino, y arriesgadísimo giro de timón, catastrófico para la Comunidad Eclesial, creara tantos cardenales como le sea posible entre obispos y presbíteros de toda la Iglesia, que conozca y sepa, contra todo tipo de treta hipócrita, que las puede haber, de su espíritu indudablemente conciliar, en número suficiente para abortar la idea de buscar un papa contrario a la línea del actual. ¡Hazlo, Francisco!, por amor a tu Iglesia.
http://www.redescristianas.net/el-atrevimiento-del-cardenal-muller-tachando-de-heretico-al-papajesus-ma-urio-ruiz-de-vergara/#more-100336
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