“Id y anunciad la Buena Nueva por todo el mundo. (Mc18, 15-16)
Jesús
es muy radical a la hora de pedir un seguimiento hacia su persona. No se trata
de un consejo evangélico para un grupo de seguidores cristianos de altas
esferas, es la condición indispensable para todo o toda discípula sus palabras
son rotundas y exigentes; El que quiera ser discípulo/a debe renunciar a
todos sus bienes, pero a pesar del tiempo transcurrido desde que El
pidió esto, seguimos siendo esclavos del dinero, del poder, del reconocimiento,
de la salud, tranquilidad y felicidad a toda costa.
¿Es posible anunciar la Palabra, sin
tantas trabas que existen ahora?, Sinceramente creo que no. No hay una
verdadera libertad religiosa.
Se ha creído que, para anunciar el
evangelio, hay que crear un comité de constitución, otro, permanente,
estatutos, constituciones, normas y directrices para cada paso que se quiera ir
dando, apelando a que, si no se hace de esta forma, es una locura y un caos
La
locura es cuando nos enredamos en querer llegar al poder, elevar el orgullo y
la vanidad, en presumir.
Jesús nunca creyó que anunciar la
palabra, se necesitara de dinero, por eso les envió así, solamente con una
mochila y el cayado.
Una vez más, tenía razón porque
quienes escucharon el mensaje de Jesús quedaron fascinados y voluntariamente
donaban recursos para los que predicaban. No tenían que depender de nadie ni
tenían que tomar préstamo alguno.
El crear fondos, constituye poder y
autoridad y es lo menos que necesitamos para ejercer nuestra misión de servicio
y anuncio del evangelio.
Cada uno que ahorre lo que crea que en
el futuro va a necesitar para ir a una reunión, para ayudar a quien lo
necesite, sea lejano o cercano.
Debemos ser libres como el viento para
anunciar a Jesús y su enseñanza, sin que nos falte el sacramento de la
meditación y oración porque son los que nos proveen de todo lo necesario y solo
a El y con El contamos.
Amén.
Envigado, marzo 14/24
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