“Las que estamos forzando los tiempos eclesiales, somos las mujeres”: Lala Franco

6 de junio de 2023


Escribano, filósofa y teóloga, prepara un estudio sobre las mujeres que participaron en el Vaticano II, cuyas aportaciones fueron tan decisivas como poco conocidas.

“Hay que reivindicar la memoria de lo logrado en la lucha por la igualdad de las mujeres, en la historia de las mujeres no hay nada menor”. Por eso, Montse Escribano, filósofa y teóloga, prepara un estudio sobre las mujeres que participaron en el Vaticano II, cuyas aportaciones fueron tan decisivas como poco conocidas. Es el comienzo de una charla sobre la teología feminista, las asignaturas pendientes en la Iglesia y los abusos.

Pregunta.- Seguimos conmocionados por el descubrimiento de los abusos, ¿cómo una institución que existe para el amor y el servicio ha llegado a esta situación?

Respuesta.- Hemos llegado por múltiples causas. La primera porque en la Iglesia hemos vivido un clericalismo muy marcado. La segunda, por el tipo de ejercicio del poder que permitía entrar y manipular la conciencia de las personas. Y la tercera, por la comprensión de la sexualidad.  Esto nos dice mucho de qué hemos sido como Iglesia. Había mucha gente alrededor que miró a otra parte o legitimó esas prácticas y no se puso el acento en las víctimas. Vamos a necesitar un proceso largo para comprender cómo hemos llegado como institución a todo esto, porque no son casos puntualeses algo sistémico que no se va a detener, como algunos piensan, porque ahora se hayan tomado medidas.

No se detendrán los abusos si no revisamos esas tres cosas: poder, clericalismo y moral sexual.

Hay que revisar la misma comprensión del sacerdocio, qué personas acceden al mismo, quiénes y cómo los han formado, y hay que revisar qué está pasando en los seminarios.

P.- ¿Tiene la Iglesia una asignatura pendiente con la moral sexual?

R.- Completamente. No hemos sabido hablar de sexualidad; hemos sabido señalar los límites, poner normas para lo que está bien o mal. Tenemos pendiente el tema, más allá de dar recomendacionesEs un tema pendiente sobre todo al hablar de la sexualidad de las mujeres. Se espera que seamos madres, esposas y sumisas, es un modelo antropológico anterior al Vaticano II. Pero la sexualidad femenina ha cambiado, las familias han cambiado, los movimientos feministas nos han llevado a replantearnos nuestra propia sexualidad más allá del sostenimiento de la vida y de las necesidades de los otros. La Iglesia tiene unas expectativas muy estrechas en relación con lo que las mujeres estamos viviendo hoy. Pero no ha habido interés en la sexualidad, se ha escrito muy poco tras el Concilio y hay varios teólogos perseguidos por hablar de ella (Marciano Vidal, Häring…). Sólo se habla de ella para decirnos lo que no hay que hacer.

P.-Y en relación con la procreación

R.-El Código de Derecho Canónico sólo considera la realidad de las mujeres como madres y procreadoras, pero qué pasa con las que no lo son o no quieren serlo. La Iglesia ha de entender y poder dialogar con los nuevos modelos familiares y las nuevas sexualidades. Sexualidad no es sólo reproducción, es algo que concierne a todas nuestras relaciones, porque somos personas sexuadas desde el inicio, es una gran capacidad que nos ha regalado Dios.

La sexualidad tiene que ver con cómo somos amor y cómo ejercemos ese amor en nuestras relaciones, también en el amor social, que recoge Francisco en la Fratelli tutti. Las mujeres sabemos mucho de esto, hemos creado muchos espacios de acogida y liberación, establecido relaciones igualitarias, y ejercemos un poder relacional, no jerárquico. No somos perfectas las mujeres, ni ellos son siempre los malos, pero los varones tienden a identificar poder y jerarquía y las mujeres entendemos mejor un poder más relacional. Hemos creado organizaciones en las que el poder fluye de otra manera; lo estamos viendo ahora en la Revuelta de mujeres en la Iglesia. Como hemos estado mucho en los márgenes, hemos construido espacios de vida desde ellos y eso es lo que recoge ahora el modelo sinodal, donde hay un gran respeto por la diversidad, algo muy presente desde el inicio de las comunidades cristianas. 

También hay que acoger la diversidad sexual, porque se trata de generar prácticas liberadoras para las personas hoy como ayer. Nos tenemos que preguntar si estamos generando espacios de igualdad y de liberación para todos, lo que significa reconocimiento de la igualdad entre todos.

P.- La idea de la mujer cristiana está muy asociada a una imagen de la Virgen María

R.- Nos tenemos que preguntar por la mariología que hacemos. María no puede ser sólo alguien en una estampita; ella entonó el Magnificat y salió a los caminos porque creía en un Dios esperanzador y liberador.

La mariología, y lo digo como profesora, es uno de los centros principales de la teología en estos momentos, porque todo lo que estudiamos de María afecta al conjunto del edificio teológico. Lo que dice la escritura es que hay modos de acogida, de relación, desde Jesús, pero no se refiere a modelos familiares. Los evangelios nos dan claves para entender a María y a las mujeres¿Cómo pueden las mujeres tener tan poco peso hoy cuando la historia de Jesús empieza con el sí de María y acaba con María de Magdala viendo al Resucitado? ¿Cómo hemos relegado su importancia, cómo hemos convertido a Magdalena en prostituta? Los textos no dicen nada de eso. Se han ido construyendo imaginarios a través de los siglos hasta llegar a identificar a María con un único modelo de familia. Hay que deconstruir y repensar, resignificar la figura de María porque eso nos ayudará a entender cómo se ha ido construyendo el ideal de la mujer católica. Que también ha sido una construcción política y económica en la España del nacional catolicismo, basado en la domesticación de las mujeres, un modelo de mujer vinculado al ámbito privado: el ángel del hogar, la madre espiritual, la transmisora de los valores religiosos, etc.

P.-¿Cuál es la principal aportación de la teología feminista a la Iglesia?

R.- La ATE (Asociación de Teólogas Españolas) nace del Vaticano II, cuando se permite a las mujeres sentarse en las facultades de teología y ellas se dan cuenta de que esa teología no responde a sus preguntas; la teología feminista nace de una carencia: por ejemplo, se estudia Patrística, es decir, a los Padres de la Iglesia, pero ¿qué pasa con las mujeres, que escribieron también en los primeros siglos? El tema es que los varones reconocen la autoridad sólo en otros varones, aunque Jesús reconoció la autoridad de las mujeres. Pero los varones llevan dos mil años haciendo teología y no consideran que la producción teológica femenina sea importante.

Sí se reconoce a las mujeres como místicas (las beguinas, Juliana de Norwich, Hildegarda de Bingen…) pero no como teólogas, porque sólo a ellos se les atribuye la ciencia, mientras que lo emocional y experiencial queda para ellas.

Juan de la Cruz le dedica la Noche oscura a una mujer, una monja, pero en la segunda edición esa dedicatoria se borra porque en una obra tan valiosa no puede aparecer el nombre de una mujer.

Las ideas de Teresa de Jesús son recogidas por otros, pero hasta muy tarde no es reconocida como doctora de la Iglesia.

Hace más de 40 años que estamos haciendo teología. Ahora mismo, la aportación más interesante es la que están haciendo las teólogas, pero cuesta que se reconozca, los teólogos no han descubierto la calidad y la creatividad de esa producción teológica.

P.- Has entrevistado varias veces y traducido la obra de Lise Isherwood, una teóloga feminista que habla, por ejemplo, de la teología del cuerpo.

R.- Lisa Isherwood ha sido pionera en poner el foco en espacios que no habían sido teologizados, como el cuerpo.

Juan Pablo II ya se ocupó del tema, pero desde una concepción de las mujeres que reduce su sexualidad a la maternidad. Lisa toma en consideración el deseo. Y dice que damos a luz no solo con nuestro cuerpo, sino con nuestra vida.

Ella cree que la sexualidad es una fuente de creatividad, un lugar teológico de don y de gracia que Dios nos ha dado. Hace también teología de los cuerpos no normativos, de las mujeres gordas por ejemplo ¿podríamos considerar a Dios como un gordo? Ella reflexiona sobre la genética femenina que lleva a la gordura, o la maternidad. ¿Por qué hemos limitado la sexualidad a un cuerpo normativo y deseable según unos cánones?

Es una pérdida que su teología apenas haya sido traducida, cuando es una teología ética que nos ayuda a que el mundo sea mejor y que las mujeres vivamos más cerca de las bienaventuranzas.

P.- ¿Cuál es el camino de las mujeres para ir logrando la igualdad efectiva en la Iglesia?

R.- El Sínodo es un regalo para la Iglesia. Francisco cree en los procesos más que en hacer y decidirlo todo, su estilo es abrir procesos. El camino sinodal es fruto de la presión de las mujeres en la Iglesia, aunque no se reconozca. Las primeras en denunciar los abusos fueron las mujeres, las monjas africanas, las que estamos forzando los tiempos eclesiales somos las mujeres.

Hay que buscar todas las fuentes y corrientes teológicas disponibles y leerlas desde la perspectiva feminista porque es una manera de conocer más a fondo la historia de la Iglesia. Y hemos de prepararnos para las resistencias.

La Iglesia española no está haciendo un camino sinodal porque no es la Iglesia que quieren algunos, sin embargo este es el camino evangélico. Los que están empeñados en ese camino son movimientos de mujeres, organizaciones de iglesia de base, pero nos va a costar mucho, nuestros pastores no están vibrando de alegría; tal vez no por mala voluntad, la Iglesia española no supo tampoco recorrer el camino del Vaticano II. Fueron las congregaciones religiosas femeninas las que más fuerza hicieron en ese sentido. Muchas de aquellas mujeres dejaron sus órdenes y ayudaron desde la vida civil a legitimar el proceso democrático.

Hoy sabemos de los curas obreros, de los jesuitas y sus iniciativas, pero ¿dónde está la historia de tantas mujeres que fueron a vivir en barrios marginales, trasladaron sus colegios y montaron una experiencia comunitaria y social distinta?

Hay historiadoras que están descubriendo ese filón histórico, pero la Iglesia las sigue ignorando.

https://alandar.org/portada-destacado/las-que-estamos-forzando-los-tiempos-eclesiales-somos-las-mujeres-2/#

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